Un primer paso. Echar a andar. “Andare a zonzo”. Dar el primer
paso. Calar alegres en el Vacío. Sin condiciones. Con la seguridad plena, pese
a todo, de que el Vacío sigue allí donde la línea del Horizonte se nos enfrenta.
En consecuencia, en cualquier punto del Vacío nos encontraremos a la misma
distancia de ese Vacío horizontal que nos atrae, como el imán a la aguja de la
brújula.
Dijimos: Sin condiciones. Pero mentimos. Condicionados por el
olvido; obligados a la desmemoria, hemos de andar arrojando el recuerdo de lo
nuestro a cada paso, con cada paso. Dar por perdido cuanto dejamos en el lugar
que nos sirvió de habitanza. Así será que en cualquier momento de la andadura
en cierne, estemos a igual lejanía del Vacío que queda atrás, como el hilo que
se desmaraña en su aspadera.
En medio siempre, mas jamás a la mitad, como el nadador en su
piscina.
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