viernes, 29 de diciembre de 2017

UN CUENTO PARA ABRIR EL AÑO


Conócete a ti mismo, accede a decirles el Onanista ciego ahora que trata de relacionarse. Él sabe que Ellos guardan los males que podrían dañarlo y hasta el presente ha vivido alejado de las manos que, en su alborozo, correrían a abrazarlo si se relajara. Porque el Onanista ciego es un gran higienista y aun cuando teme que su descendencia desaparecerá con él, entiende que no sucederá igual con su Fe. Hecha a prueba de calamidades contaminantes, su Fe perdurará entre cuantos oigan su mensaje por los siglos. Como hijos de nadie que serán, nadie habrá que les reclama la vida.
Pero un día malhadado el buen Onanista ciego chocó contra un espejo y sus ojos se le abrieron. Fue entonces el hacérsele visible que estaba hablando solo. Como los trajes vacíos.

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