martes, 12 de diciembre de 2017

¿RELATIVISMO?



Escojamos una serie de tres elementos: 1-2-3, a-b-c, yo-tú-él. Acto seguido, fijemos las combinaciones entre ellos. Se obtiene:
1 - 2
1 - 3
2 - 3

a – b
a – c
b - c

yo – tú
yo - él
tú – él

Matemáticamente, tales son las combinaciones posible, puesto que al amparo de la llamada propiedad conmutativa  – una propiedad, como todas, indiscutible y rigurosa– se sabe que el orden de los factores no altera el producto, aunque sí sirve para determinar, sensu stricto, quién se privilegia del mismo. Pero, insistimos en ello, matemáticamente, tanto da 1-2 como 2-1; a-b o b-a; yo-tú que tú-yo.

Objeciones a semejante ‘convención’ no faltan, aduciéndose al respecto que a las cosas no las rigen las matemáticas en exclusiva, pues hay otras normas y reglas y otras propiedades de las cosas capaces de torcer el argumento. Como,

Las Reglas de la quiniela futbolística, en las cuales no es igual el resultado de un 2 -1 que de un 1 - 2, e igualmente admiten una combinación no por absurda menos posible, como un 1 – 1, un 2 – 2, un 3 – 3 y así sucesivamente. Siendo que las Reglas de la quiniela futbolística admite en la combinación de dos elementos, tres resultados: 1 - X - 2, sin necesidad de mayores explicaciones, pues hasta los niños  y los privados de sacramento lo entienden así cuando rellenan su boleto.

Las no escritas Normas de la cortesía y la  buena educación, las cuales demandan el uso preferente de tú y yo en lugar de yo y tú. No obstante, el empleo de yo y tú no se considera punible de oficio, señalándose como simple mala educación, muy útil para resaltar la buena al corregirla, de manera involuntaria, claro.

Las Recomendaciones marcusianas en lo tocante a la naturaleza de las relaciones sexuales, en las cuales sostiene, literalmente, don Herbert Marcuse que el conflicto entre la civilización y la sexualidad es provocado por la circunstancia de que el amor sexual es una relación entre dos personas, en las cuales una tercera sólo puede ser superflua o perturbadora. Motivo por el cual niega la obtención de un  resultado de las mismas: …la pareja de amantes es suficiente en sí misma, ni siquiera necesita al niño que tengan en común para ser felices.

Las Prescripciones de la indización alfabética, a cuyo tenor la ‘a’ siempre va delante a la ‘b’, salvo en palabras que empiecen por ‘b’ seguida de la ‘a’, como, por ejemplo, baladí, banal, banalidad, bálago, balano, pero igualmente baluarte, bandera, banda y banca.


Y en fin –levantó los ojos del Libro el Maestro Yehudi. Miró a los que le escuchaban , insinuándose en sus labios descoloridos una sonrisa maliciosa. Respiró hondo. Tosió una vez. Y cuando volvió a hablar, lo hizo con palabras que debían ser las suyas y no las que estaban escritas en el Libro:

Las virtudes capitales del silencio, o El nihilismo como autoayuda en el desarrollo de la personalidad, tratándose de tomar decisiones cuya duración, como la de los tatuajes, ha de sobrepasar nuestros cálculos del momento, pues, luego, queriendo retornar al antes de aquel desacertado momento [así se pensará en él], si no de todo punto imposible, si que resultará más costoso.

Ahora pueden marchar confiados. No voy  a admitir preguntas.
                                                     (Discurso del maestro Yehudi a las Juventudes Informales, Buenos Aires, marzo 2020)

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