martes, 11 de julio de 2017

EL PENSAOR



Se pinta de frente. Se escribe desde arriba. Se piensa estando a solas y esto hace imposible conocer la postura adoptada por el individuo pensador en acción. Él mismo nos lo podría confirmar, pero antes deberá haberse ganado nuestra plena confianza, y en eso de hacerse con nuestra razón, malgasta todo su tiempo. Luego, cuando por fin parece habernos convencido, logrado que seamos uno con él, ya resulta demasiado tarde para todos. Entonces lo vemos tendido bocarriba, los ojos cerrados, los labios apretados, todo su cuerpo entregado a una pasividad de ensueño. Acaso porque tal sea la postura ideal para el pensador, y no la que nos dejara Rodin, más de acuerdo con la de un hombre que se ha detenido y se sienta en la piedra para aliviarse el dolor de sus zapatos recién estrenados.

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